Clases de economía.

Un matrimonio de ancianos va andando por la calle, y se encuentran con un timador, que les convence con artimañas de que les de todo el dinero que tienen ahorrado, y que a cambio, en poco tiempo, se lo devolverá con suculentos intereses.
El timador en cuestión se esfuma con la pasta. Los ancianos denuncian al timador. Y el timador en cuestión se presenta ante el juez y le dice, poco más o menos, que los ancianos le dieron el dinero voluntariamente, y que los ancianos sabían sin lugar a dudas que el timador iba a salir por peteneras con la pasta, cosa que a ellos les pareció bien.
Obviamente, el juez absuelve al timador.

Donde pone timador pongan ustedes banquero, y entenderán, poco más o menos, como ha sido el tema de las preferentes.

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