Prayer. Bitte. Appel. Súplica.
Esta entrada del blog es una súplica. Vaya por delante que
no me gusta suplicar, pero es que no se me ocurre otra manera.
Esta entrada del blog es una súplica. Una súplica a todos
aquellos cuyos antepasados supieron resucitar y reconvertir el concepto de la
Democracia, para hacerlo medianamente funcional. A ese pueblo valeroso que se
hartó de pasar hambre mientras sus líderes vivían en la opulencia, y que supo
canalizar la rabia de las guillotinas hacia un sistema en el que en vez de
reinar tiranos, lo hicieron los principios de la libertad, la igualdad, y la
fraternidad.
Es un ruego a los que comparten raíces con aquellos que se
unieron para no permitir la esclavitud en sus fábricas, para conseguir que un
trabajador no perdiera su puesto por quedarse enfermo, que sus hijos fueran a
buenas escuelas y que recibiera una pensión digna cuando no pudiera valerse de
su esfuerzo para comer.
Una imploración desesperada a los hijos de quienes padecieron
guerras fratricidas, de quienes sufrieron el exilio, la reclusión en campos o cárceles,
la muerte, por pensar de otra manera. De quienes tuvieron que abandonar su
tierra para labrarse un futuro mejor para sus familias.
Una plegaria a quienes consiguieron hacer de un simple acuerdo
para comerciar con carbón y acero, un pacto de futuro para la vida de millones
de personas.
A todos los que supieron reconciliarse tras el deshielo de
una larga guerra, que reconstruyeron países quebrados por el totalitarismo.
Esta entrada del blog es una súplica a los que son capaces
de asumir la diferencia, de enriquecerse con la diversidad, de no juzgar a
nadie por el dios al que reza, o por con quien le gusta hacer el amor.
A todos ustedes, por favor, no olviden lo que son. No olviden
su historia. Recuerden al médico que les atiende, la pensión que cobrarán. No
se olviden de aquel familiar que tuvo que esconderse durante la guerra, o que
fue fusilado. Piensen en las piedras del muro de Berlín, en el “NO A LA GUERRA”,
y en el “JE SUIS CHARLIE”. Tengan todo esto presente cuando les toque decidir quiénes
son sus líderes. Evalúen si cumplen con los principios que nos hacen ser como
somos.
No me gusta suplicar, pero sé que el pueblo europeo es viejo
y orgulloso, e igual de esta manera, suplicando, consigo que se me lea un pelín
más, y con un poquito más de atención.
Me ha encantado el post Fairy, casi tanto como si lo hubiese escrito yo. ;)
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